La lucha se mantiene viva cuando hay alguien dispuesto a recoger el testigo para continuarla. Y en nuestro caso no hay lugar para la duda.
Somos los nietos y las nietas de las obreras que no pudieron matar. Y podemos decidir quienes seremos.
Somos el resultado de generaciones de mujeres y hombres que se plantaron frente al fascismo para cambiar el rumbo del destino que se les tenía preparado.
Porque por ellas y por ellos, decidimos quienes somos...